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  biografia de Horacio Quiroga.
 

Escritor uruguayo.

Nació el 31 de diciembre de 1878 en Salto, República Oriental del Uruguay y murió en Buenos Aires en 1937.

Hijo de madre Uruguaya Pastora Forteza, padre Argentino Prudencio Quiroga, y descendiente del Caudillo Argentino Facundo Quiroga.

Cuando contaba dos meses de edad presenció la muerte de su padre, al cual se le disparó la escopeta que llevaba al regresar de un día de caza.

En 1891, ya en su adolescencia, Quiroga es casi testigo presencial del suicidio de su padrastro, Ascenso Bargo, víctima de una parálisis cerebral. Su adolescencia, está marcada por el ciclismo, y la actividad literaria. Recibió su educación en el Instituto Politécnico de su ciudad natal.

En 1896, comienzan sus primeros ensayos poéticos, que con tres amigos más constituye el grupo de "Los tres mosqueteros".

En 1897 hace sus primeras colaboraciones en medios periodísticos. Funda la tertulia de "Los tres mosqueteros" y se inicia en las letras bajo el patrocinio de Leopoldo Lugones. En 1900 viaja a París. En 1902 mata accidentalmente, con una pistola, a su amigo Federico Ferrando. Se muda a Buenos Aires, Argentina. La mayor parte de su carrera transcurre allí, donde llega a ser muy leído por sus cuentos publicados en revistas y recogidos en libro. En 1903 trabaja como profesor de castellano y acompaña, como fotógrafo, a Leopoldo Lugones en una expedición a la provincia de Misiones.

En 1899 y principios de 1900 funda la revista de Salto, en donde publica sus primeros relatos, poemas, y ensayos. Esta estaba dirigida para los aprendices de literatura, y pretendía imponer la estética modernista, pero aquella "muere por asfixia" a los pocos meses.

En 1900, con el dinero la herencia paterna, viaja a París, en donde concurre a una Exposición Universal, participa en un certamen de ciclismo, y se mezcla con el grupo modernista que rodea a Ruben Darío. A su regreso constituyó con sus amigos un cenáculo conocido como el «Consistorio del Gay Saber», que él acaudillaba y donde a la devoción por Poe se sumaba la lección de Leopoldo Lugones.

Inició su carrera literaria con un libro de poesía, dentro del ámbito del posromanticismo y modernismo y de contenido macabro, Los arrecifes de coral (1901), antes de trasladarse a Argentina, donde transcurrió el resto de su vida.

En junio de 1903, Horacio Quiroga oficia como fotógrafo, en una expedición a Misiones organizada por Lugones, en busca de las ruinas Jesuíticas.

Las tierras misioneras llaman su atención, y en enero del año siguiente, con lo que le queda de la herencia paterna, compra tierras en el Chaco Argentino, para cultivar algodón.

Vivió largo tiempo en el territorio de Misiones, cuya exuberante naturaleza le inspiró gran parte de su obra.

También en este año, mueren dos de sus hermanos, Pastora, y Prudencio, de fiebre tifoidea. En éste año otra tragedia ocurre. Mata accidentalmente a su amigo íntimo Federico Ferrando, cuando se le dispara el arma que Quiroga limpiaba, ya que su amigo debía batirse a duelo con un periodista Montevideano, Germán Papini Zas, quien lo había agredido en sus notas.

En 1904 publica El crimen del otro, libro de cuentos que incluye relatos muy influidos por Edgar Allan Poe, el primero de sus maestros como lo reconociera en numerosas oportunidades.

En 1905, comienza a colaborar con la revista caras y caretas, en donde publica el libro Almohadón de plumas, entre otros relatos.

En 1906 publica su relato Los perseguidos, adelanto de lo que después se conocería como literatura psicológica.

En 1908 publicó su primera novela, Historia de un amor turbio, y años más tarde la segunda, Pasado amor. Pero el género en que descuella Quiroga, su forma preferida de expresión, viva y plena de imaginación, es el cuento; entre sus volúmenes más celebrados: Cuentos de la selva, Cuentos de amor de locura y de muerte, Anaconda, El desierto, El más allá y Los desterrados.

En 1909 contrae matrimonio con Ana María Cirés y se van a vivir a San Ignacio. Dos años después es nombrado juez de Paz. Desde 1912 a 1915, ensaya plantaciones; practica abundantemente la caza; domestica animales; intenta, siempre sin éxito económico, pequeñas industrias con la colaboración de amigos nuevos: fabricación de carbón, resinas, destilación de naranja, etc. También aparecen buenos cuentos suyos sobre la selva, especialmente en Fray Mocho de Buenos Aires. En el año 1915 se suicida su mujer.

Después de esto, en 1916, Quiroga decide trasladarse a Buenos Aires, con sus dos hijos. Allí es nombrado para un cargo en el Consulado general del Uruguay en la capital argentina; y acrecienta su producción literaria con cuentos publicados en varias de las mejores revistas porteñas, como; Pulgarcito, caras y caretas, Pebete, etc., que luego recogerían en sucesivos libros, como Cuentos de amor, de locura y de muerte (1917), en el que recoge relatos misioneros y utiliza el esquema del cuento efectista, pero al servicio de una temática regional.

En 1918 dio a conocer el libro Cuentos de la selva, considerado un clásico de la literatura para niños en América Latina. Le preocupó más el valor expresivo de la palabra que lo puramente gramatical y académico, por lo que se le ha tachado muchas veces de "escribir mal".

En 1919, recibe un ascenso en el consulado, y aparece El salvaje (cuentos).

En 1927 se casa con María Bravo. En 1932 se traslada a Misiones. En 1936 su mujer lo deja y vuelve a Buenos Aires.

Sus últimos años, sólo cobró 50 pesos por un cargo de cónsul honorario, fruto de la gestión de algunos escritores amigos ante el gobierno uruguayo. Era cada día más pobre y empezaba a cansarse. Incitado por Jorge Luis Borges, los nuevos intelectuales lo consideraban antiguo y lo bombardeaban con todo tipo de artillería. Cada vez le costaba más vender sus trabajos. Había escrito 170 de cuentos y el doble de artículos periodísticos. Hacía balances: "Tengo mi derecho a resistirme a escribir más. Si en dicha cantidad de páginas no dije lo que quería no es tiempo ya de decirlo".

Una vida dramática, siempre cercana a la estrechez económica, matrimonios conflictivos, experiencias con el hachís y el constante cerco del suicidio, alimentan su tarea cuentista.

La trágica vida de Horacio Quiroga, llena de suicidios y muertes, llegó a obsesionarlo de tal manera que logró que todos sus cuentos y novelas tuvieran un contenido macabro y morboso.

Renovó la cuentística de su país, desprendiéndose del relato costumbrista o histórico para adentrarse en la escritura de un tipo de textos de carácter fantástico, con predominio del efecto sorpresa; estos cuentos se ambientan en ese espacio misterioso y exuberante que constituye la selva de Misiones, que ejerció en la imaginación de Quiroga un efecto persistente y que le llevó a plasmar situaciones de horror y violencia a través de sus personajes. Sus ideas sobre este género literario quedaron reflejadas en el "Decálogo del perfecto cuentista", publicado en la revista Babel el 6 de enero de 1928:

Quiroga falleció en en Buenos Aires el 19 de febrero de 1937 por ingestión de cianuro poco después de enterarse que sufría de cáncer gástrico. En octubre de 1938 se suicida Alfonsina Storni por quien sostuvo una profunda pasión. En 1939 se suicida su hija Egle. Años después, su hijo Darío también haría lo mismo.

 
 
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